La primera carrera a la que me inscribí junto con mi hermana fue en el 2014
a la carrera 5k IPN aquí en Chihuahua, tenía un poco de miedo porque aunque
estaba entrenando constantemente hacía 5 meses, pues nunca me había inscrito a
una.
La semana previa a la carrera, cuando mi hermana me dijo que pasaría ese
fin de semana aquí, le platiqué de la carrera y nos inscribimos.
El sábado antes de la carrera yo ya estaba lista para dormirme y descansar
un poco, le llamo a mi hermana para ver si ella también y me dijo que andaba de
fiesta, pero que al siguiente día nos veíamos en la carrera, así es la juventud
de hoy.
Me dormí y cuando me desperté eran las 6:00 am, me levanté, bañe y alisté,
luego desperté a mi esposo a mi bebé y me comí un pan con mermelada, con el estómago
hecho un nudo de nervios.
Iba súper nerviosa porque ya iba muy tarde, la carrera iniciaba a las 8, y
faltaban muy pocos minutos, no iba a tener tiempo de calentar nada, mi hermana
me llamó, ella ya estaba ahí y ya casi iniciaba la carrera.
Mi esposo me dejó justo enfrente del arco de salida, se veían dispersos
todos los corredores, y yo muerta de miedo los veía calentando y haciendo
arranques, apenas alcancé a hacer los ejercicios de lubricación que siempre
hago y dijeron empezamos, mi hermana dijo que no correría.
Me formé en el arco, éramos pocos pero me puse en el medio, y arrancó la
carrera, allá vamos y empezamos bajando,
y luego una gran subida, por la emoción salí a buen ritmo siguiendo a todos,
pero luego en la subida le bajé un poco y empecé a correr a mi ritmo, el miedo
que tenía era ser la última en llegar.
Me pegué a una chava que iba más o menos a mi ritmo y así nos fuimos juntas
casi toda la carrera entre bajadas y subidas, al final cuando tomamos la Ortiz
Mena ya iba muy cansada pero aun así la dejé atrás y en las subidas que hay
de Sanborns a la politécnico tenía ganas
de caminar, pero recordé una frase que escribe Haruki Murakami en su libro “De
que hablo cuando hablo de correr” (muy recomendable) cuando estaba corriendo su
ultramaratón de 100 kms y veía a las otras personas caminar “vine a correr no a
caminar”, me lo repetí cada vez que la subida se ponía difícil, corrí muy
despacio pero nunca caminé.
Luego llegué a la politécnico y mi GPS marcó los 5km, y todavía me faltaba
un cacho para llegar a la meta, el más difícil porque era pura subida, pero
apreté el paso cuando vi a mi esposo, mi hija y mi hermana que me echaban
porras a mi llegada, me sentí muy feliz, había hecho mi primera carrera, crucé
la meta en 33 minutos y recogí mi medalla y el kit de recuperación, a esperar
la rifa y después nos fuimos a desayunar y a platicar todos en familia.
El siguiente sábado me sentí muy rara y fui al médico a hacerme unos
análisis y resulta que ahí venía mi segundo hijo, corrí dos días más y sin
preguntarle al médico decidí cancelar las carreras y entrenamientos por mi
seguridad, y decidí no correr en el embarazo, le dije a mis tenis espérenme por
lo menos nueve meses, nos volveremos a ver.